Escribo esta carta, te hago presente padre en este momento, desde ahora siento que estas aquí justo delante de mí.
Te pido perdón papá, y me perdono a mi, por no haber sabido ser la hija que esperabas.
Te pido perdón y me perdono, por cada decepción que pude causar en ti, yo estaba aprendiendo a vivir, y a ti nadie te enseñó a ser padre.
Te pido perdón, si nunca fui capaz de construir en mi vida el futuro del que tanto me hablabas si tuvieras la opción de volver a vivir.
Imagino que al verme nacer, imaginaste como hubiera sido tu vida sin errores, y se convirtió en tu trabajo procurármela. Pero papá, los errores no son malos ¿qué es malo papa? Tu siempre lo tuviste claro. Yo soy mas de rosa pastel y grises claros.
Y es que aún hoy, no sabría decirte qué es bueno y qué es malo, pues en en cada error he aprendido, en cada error he crecido. Cada persona tiene su proceso y yo respeto el mío, he dejado de exigirme la validación fuera de mí y por ende, también respeto tu proceso padre, sin expectativas, sin exigencias, sin juzgarte, eso no me corresponde a mí. Te dejo ser padre, lo que eres, ya eras y siempre serás, porque el ser es eterno e inmutable, permanece.
Necesitábamos pasar por todas esas experiencias y por cada golpe que la vida nos dio , no era lo que queríamos, pero papa, la vida bien sabÍa que era lo que necesitábamos.
Ahora entiendo que solo te daba miedo que yo sufriera lo mismo que tu o ver que se repetían en mi tus fracasos. Te perdono, y te pido que te perdones como yo lo hago. La culpa, entre nuestro vínculo no tiene lugar, yo soy parte de ti, tu causa. Y tu eres exactamente mi mitad y mi motivo. No puedo verlo de otra forma, ni menos mala, ni más buena.
Durante años he visto sangrar la mitad de mi alma en cada rechazo, en cada omisión de cariño, en cada comentario con deje despectivo donde se podía intuir que lo que veían tus ojos no era de tu agrado. Mi persona, en algún momento hizo que sintieras atacados tus principios o los principios que te hicieron creer que eran tuyos, no te culpo, no me culpo.
Convertías fu dolor en ira, ahora lo veo, era tu dolor contra el mío.
Perdón padre, se que nunca fui lo que esperaste. Te perdono papá, no conocías otros mecanismo para enfrentar lo contrario de tus ideales, lo opuesto a tu dogma, tus expectativas… que quizás hasta este momento no he sentido la fuerza de soltar, porque todo lo tuyo, lo hice mío.
Durante mucho apenas sin necesitar palabras fuiste generando un vacío en lo mas profundo de mi corazón, que he intentado llenar de innumerables maneras, y he necesitado sentir la herida escocer en lo mas profundo de mi ser, para saber que, ese lugar es tuyo, y jamas podrá ser de nadie. Te pertenece, porque eres mi padre, y desde este momento lleno de amor ese vacío que dejaste, porque el amor, con amor se paga. Perdonate papá, lo hiciste lo mejor que pudiste. Aquí, dentro de mi empieza a estar todo bien.
Estoy mirando en este momento a la niña pequeña que hay en mi, me dice que te ama, que es inevitable amarte y que no va a luchar más contra ese sentimiento que tanto me dolía, te ama porque eres su padre. Odiar a un padre no es natural, infecta la herida, te odie mucho tiempo, pero en cada momento de odio hacia ti, era una eternidad de odio hacia mi. Me dice que te perdona, pero por favor perdónate tu tambien.
Gracias papa, porque en cada una de nuestras peleas, mi identidad descubrió que era indomable, y que no soy la hija que quieres, pero la vida sabe, y ella solo sabe el porqué, sí soy la hija que necesitabas.
La estructura sigue intacta, tu mi padre, yo tu hija. Como hija te amare y te querré. como hija jamás mancharé tu nombre, no me corresponde a mi causarte el mas mínimo sufrimiento. Las lecciones las da la vida, no las hijas.
Ahora que estas aquí, tan cerca de mí,casi rozándome, en este momento vuelvo al instante de mi concepción, estoy en el vientre de mi madre, puedo escuchar latir su corazón, y eso me reconforta, es un lugar cálido y seguro, siento ligero mi cuerpo sin cargas. Desde el vientre de mi madre te perdono padre incluso antes de que generes en mí la herida, que debe ser generada, y te doy las gracias, porque si no fuera por ti padre, yo no tendría el mayor regalo de todos, la vida.
Ahora se hace tarde papa, debo dejarte ir. Yo seguiré trabajando en mi, en la mujer que quiero ser, seguiré descubriéndo y explorando la vida, no de la manera que más te gustaría, a estas alturas eso ya lo sabemos, pero sí de la única que se, dándolo todo. Porque soy fuego que arde y fuego que sana. Soy agua que fluye al mar y agua que se congela con una mirada. Soy y siempre seré tu mitad, y lo llevare con gratitud y dignidad hasta el ultimo de mis dias. porque yo siempre seré tu hija y tu siempre serás mi padre. No hay guerra, no hay destrucción, no hay dolor, no hay sufrimiento, mi ser es parte de tu ser, gracias, todo se siente menos pesado.
Es la hora de irse papa , pero ya sabes que al lugar que te guardo, siempre podrás volver.
3 comentarios en “SANACIÓN DE LA HERIDA DEL PADRE. MEDITACIÓN”
Es un texto muy profundo y sensible que, desde una perspectiva desconocida para mí, aborda una de las problemáticas más habituales y dolorosas de esta vida,
Me ha hecho reflexionar mucho y solo quiero darte las gracias.
Muchísimas gracias por la aportación.
Me alegra enormemente haya sido de utilidad.
Un abrazo enorme Fernando
Me ha encantado!!! Cuanta falta nos hace mirar hacia dentro de nosotros y personas con capacidad de ayudarnos! Gracias por tan valiosa meditación.